martes, 27 de septiembre de 2022

Luis Iriondo, un narrador del Bombardeo de Gernika

 

Luis Iriondo y Fernando Cruz Artunduaga. Gernika, 26ABR2018


A Luis iriondo le conocí en el invierno europeo de 1999. Le recuerdo como una persona seria, generosa con las manos y la memoria. Para entonces, donaba parte de su tiempo como maestro de pintura en la Gernika-Lumoko Kultur Etxea (Casa de Cultura de Gernika). Allí enseñaba a pintar a niñas y niños del pueblo. Para Luis, su espacio vital del arte era sagrado. Y con relación a la memoria, sin lugar a dudas, de todas las personas sobrevivientes del Bombardeo de Gernika, ocurrido el 26 de abril de 1937, fue el que más narró y ayudó a reflexionar y recordar este luctuoso hecho para que no se repitiera nunca más. Ni en Gernika, ni en ninguna otra parte del mundo.

El pasado 3 de septiembre Luis cumplió 100 años y se marchó ayer lunes 26 de septiembre, cuando recién despuntaba el otoño en Europa.

Hoy doblan las campanas por Luis, quien siempre tuvo disposición a contar para denunciar, y que el mundo nunca olvide el desastre de la violencia. Fue fiel al lema de las personas sobrevivientes del Bombardeo de Gernika ¡Perdonar sí, olvidar jamás!

Eskerrik asko - muchas gracias Luis, te deseo buen viaje por el universo... agur - adiós.

martes, 20 de septiembre de 2022

Mirada Integral para la Paz Total


"Un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo
cuando tiene que ayudarlo a levantarse".
Gabo

La Paz Total, para tejer una mirada integral debería pasar al menos por tres niveles de miradas: abajo, atalaya y horizontal.

La comunidades indígenas amazónicas nos han enseñado que se mira más lejos desde abajo. Al ponerse en cuclillas, se puede sobrepasar la frondosidad de los arboles y ver amplios trayectos en terrenos, que, como la Amazonia, aparentemente son planos, y así identificar quién o qué se aproxima. La mirada desde el atalaya, principalmente nos llegó de occidente. Nos permite ver por encima de las ramas a grandes distancias. Y, por último, la mirada horizontal, nos permite ver a poca distancia, eso si, con más detalle, al cruzarse la mirada con el tronco del árbol, en este caso con la mirada del otro, de la otra.

Para la Paz Total, se requiere especial énfasis en esta última, la mirada horizontal. Nos permite mirarnos a los ojos para encontrarnos como seres iguales, como gente que quiere lo mejor para su país, para su familia, para sí mismo o misma.

Ya en este punto, permítanme relacionar la mirada horizontal a una historia, en la que un grupo armado al margen de la ley -en otro país-, cuando actuaba "militarmente", se acercaba a sus víctimas por atrás y tirando del gatillo le disparaban dos tiros en el cuello para asesinarlas.

En una ocasión, un miembro de esa organización iba detrás de su "objetivo" con pistola en mano dentro del bolsillo de su chaqueta, listo para actuar. Por esas cosas de la vida, que no tienen explicación, la persona "objetivo" volteó su cabeza hacia atrás y casualmente se cruzó de frente con la mirada -horizontal- de su victimario. Éste cuenta que, en ese instante fue incapaz de cumplir la misión criminal, no pudo tirar del gatillo. Así que continuó su camino, sobrepasó su "objetivo militar", y esa persona continuó con vida.

Si trasladamos este hecho a Colombia, se esperaría que la mirada de los actores al margen de la ley que se están sentando en la mesa de diálogo con el Gobierno Nacional, sea permeada de la ética del cuidado de la vida al momento de cruzar miradas horizontales con otros seres humanos. Es necesario una mirada integral por las partes que dialogan, para que las prácticas y experiencias internacionales, nacionales y territoriales en construcción de paz se pongan en relación y movilidad para evitar más pérdidas de vidas.

La Paz Total, necesita una mesa de diálogo de calidad, marcada por el respeto y las miradas horizontales de quienes allí se sientan, para que la cercanía permita generar las condiciones de confianza para que fluyan las ideas y palabras, dando oportunidad a que los actores locales, quienes son los que mejor conocen la problemática y, por tanto, su transformación positiva, tengan el reconocimiento y la correspondiente participación. Las comunidades, cuando tienen la posibilidad de hablar sin la presión de la fuerza que amenaza su integridad, ofrecen reflexiones atinadas sobre lo que acontece en sus entornos y también, las acciones a emprender para afrontar la situación, honrando la palabra para que se cumpla lo acordado.

Así las cosas, el diálogo privado y el público, deben coincidir plenamente para los reequilibrios que necesita la sociedad colombiana. Y con toda seguridad, la mirada integral, en especial, la mirada horizontal, será un pilar fundamental para alcanzar la Paz Total.