viernes, 26 de abril de 2024

Un 26 de abril

 Entrada a antiguo refugio antiaéreo en el centro de Gernika

1937. La aviación de la Legión Cóndor alemana a petición del dictador Francisco Franco, sobrevoló la villa de Gernika, ubicada en la hoy reserva de la biosfera de Urdaibai en el País Vasco, para lanzar bombas rompedoras e incendiarias y, por último, el ametrallamiento sobre quienes salían despavoridos para proteger sus vidas en los montes de los alrededores.

Este hecho marcó el calendario de la barbarie, entre otras cosas porque fue registrado magistralmente por el pintor Pablo Picasso en el cuadro Guernica, la obra más emblemática contra la barbarie del siglo XX.

1986. Un estruendoso ruido se escuchó en la central nuclear de Chernóbil en la antigua URSS. Producto de este accidente se vio a gente desvanecerse lentamente y diluirse para siempre. De otra, solo quedó un amasijo como huella y mucha que sobrevivió fue muriendo dolorosa y lentamente.

El 6 de agosto de ese año Gabo, en la conferencia que realizó en Ixtapa – México con motivo del 41 aniversario de la bomba nuclear que EEUU arrojó sobre Hiroshima, asesinando aproximadamente a 80 mil personas con el impacto y posteriormente otras 50 mil por las secuelas, en algunos de sus apartes expresó: “Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo… La Creación habrá terminado. En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas.”

1990. A 17.000 pies de altura en un vuelo comercial, hicieron un atentado que le costó la vida a Carlos Pizarro Leongómez excomandante guerrillero y candidato presidencial. Era el anuncio de la extrema derecha y las fuerzas oscuras y no tan oscuras, de que no importaba el precio, iban a eliminar cualquier esperanza de cambio.

La fuerza de la historia y de la gente que está cada vez más marginada de cualquier posibilidad de mejorar sus condiciones de vida, fue mucho más fuerte y 32 años después lograron escalar un peldaño. Todavía falta un largo camino para que se logre el proyecto principal de Carlos Pizarro: Para que la vida no sea asesinada en primavera

1998. Luego de descifrar muchos enigmas de la cruda violencia que se vivió en el marco del conflicto armado en Guatemala y plasmarlo en el Informe del Nunca Más, su director, el Obispo Juan Gerardi, fue asesinado de manera horrorosa en su casa parroquial de la iglesia de San Sebastián en la Ciudad de Guatemala.

Las violaciones a los Derechos Humanos de todo tipo por parte de militares y paramilitares a su servicio, sin tener consideración alguna, ni siquiera con niños y niñas, pesaban tanto en sus consciencias que no pudieron resistir que se inventariara su barbarie para siempre. La única manera miserable que encontraron de quitarse el peso moral, fue asesinando a quien dirigió la elaboración del Informe.


2004. El desplazamiento vivido por más de 3000 personas de Peñas Coloradas en el bajo Caguán, en el departamento del Caquetá, que iban a quedar en medio del fuego entre guerrilla y militares, tiene su particularidad en el conflicto colombiano. Debieron salir de noche arriesgando sus vidas en canoas río arriba por las torrentosas aguas del Caguán. 

Para sumarle al dolor, ofensa y desarraigo, la tierra de propiedad de la gente peñuna, que la habían conseguido con mucho esfuerzo, un alcalde del municipio de Cartagena del Chairá, la entregó en comodato al Ejército Nacional para que se establecieran e izaran la bandera allí.

2024. No ha sido suficiente la alarma que generó la crisis de los misiles en 1962, cuando se estuvo a punto de que se oprimiera el botón rojo e iniciara la Tercera Guerra Mundial, para que nuevamente hoy se esté ad portas de que se emprenda. En esta ocasión podría ser la definitiva, para acabar con todo vestigio de lo construido por la humanidad durante siglos.

Los 300 años del natalicio de Immanuel Kant (22 de abril de 2024), son un buen motivo para volver a reflexionar sobre la necesidad de centrar la discusión ética del imperativo categórico que oriente el comportamiento humano de las sociedades, especialmente, las llamadas desarrolladas y evitar por tercera vez el suicidio de la razón

viernes, 5 de abril de 2024

Sarajevo en mi memoria


23 de junio de 2023
Lo que había sucedido en Sarajevo me pertenecía a mi, 
concernía a una parte remota de mi existencia
Margaret Mazzantini

El río Miljacka, que pasa por Sarajevo -saraj, de origen persa y turco-otomano, significa: palacio o residencia-, ha sido testigo de la confluencia de culturas y religiones. Sobre el puente Latino, uno de los que cruza el río, el 28 de junio de 1914, fue asesinado Franz Ferdinand / Francisco Fernando, archiduque austrohúngaro. Este hecho es señalado como el detonante de la primera Guerra Mundial, considerada la Gran Guerra, porque la barbarie fue tanta y tan profunda, que llevó a pensar que algo así no se volvería a repetir. Lamentablemente, fue una falsa premonición.

Los Juegos Olímpicos de Sarajevo de 1984 marcaban un destino distinto, lleno de esperanza, por la disciplina de sus deportistas. También por la capacidad administrativa para acoger una cita mundial de tal magnitud.  

No obstante, el 5 de abril de 1992 está marcado en la historia reciente del mundo como el inicio del “Sitio a Sarajevo”, el cual terminaría el 29 de febrero de 1996, cuatro años de vergüenza. ¡Inexplicable! El territorio europeo, que vivió la atrocidad de la Segunda Guerra Mundial, que dejó alrededor de 70 millones de personas asesinadas y destruida buena parte de la infraestructura para la vida, fue testigo mudo, y de alguna manera complaciente, en ese periodo en Sarajevo, con el asesinato de más de 12 mil personas, en su mayoría civiles.

Sarajevo fue rodeada por francotiradores serbios durante 1426 días, los cuales impedían que la población viviera su cotidianidad, como el andar por sus calles para buscar víveres. Se volvió usual ver cadáveres de personas de cualquier edad tiradas en una cuneta. Asimismo, la creación de cementerios en laderas, se convirtió en algo común porque sus familiares no tenían más opción que enterrarlos en esos lugares a quienes eran asesinados por intentar sobrevivir junto a los suyos. Mientras tanto, una auténtica carnicería se materializaba en Srebrenica. En una semana de julio de 1995, a más de 8 mil personas, la mayoría jóvenes, se les trunco la vida.

En Sarajevo las huellas de la violencia siguen presentes. En muchos edificios se ven los agujeros causados por distintas municiones o placas con recuerdos de hechos sucedidos en ese periodo del cerco. Al subir en el teleférico al monte Trebević, se observan lápidas blancas agrupadas en distintos sitios, indicativo de que en ese lugar hay un cementerio.

También, en la plaza de mercado Markale, donde cayó una bomba, que asesinó a 68 personas, hoy sigue ofreciendo a propios y forasteros una diversidad de productos alimenticios para la vida, los mismos que buscaban las personas que murieron ese día aciago. 

En el museo de Historia de Bosnia y Herzegovina se encuentra una gran escultura del Mariscal Tito. Ahí se siente un frío desolador; se encuentran testimonios de materiales usados en la guerra y objetos que pertenecieron a inocentes a quienes les truncaron sus vidas con la violencia exacerbada. Lo anterior contrasta con el bar que está al lado, un homenaje a la vida de Tito.

El hotel Holiday, remodelado, sobre la Avenida llamada “Los Francotiradores”, albergó durante el sitio a gentes de organismos internacionales y periodistas, se convirtió también en una especie de tribuna de la barbarie, hoy guarda exiguas huellas. Muy cerca hay un campus de la Universidad de Sarajevo, la cual tampoco se libró de la crueldad vivida en ese tiempo, así como la legendaria biblioteca “Nacional y Universitaria de Bosnia y Herzegovina”, también conocida como la biblioteca de Vijecnica. Reconstruida de forma magnifica en lo arquitectónico, recoge en una sala, el proceso de los juicios a los criminales de guerra. Pero la pérdida de más de un millón de libros genera un vacío imposible de llenar.

El Túnel de la Esperanza, construido durante el asedio a Sarajevo, se encuentra a un lado del aeropuerto. Los orificios de los proyectiles en la pared de enfrente de la casa y una Rosa de Sarajevo en el piso, anuncian el contenido de la historia que alberga. Gracias al Túnel fue posible conseguir alimentos para un importante número de pobladores en los momentos más crudos del cerco a Sarajevo.

En distintos lugares hay pintadas de las Rosas de Sarajevo, como memoria de la crueldad. Recuerdan que allí sucedió un hecho de barbarie, pero también es un símbolo de amor y vida. Por su parte, la Llama Eterna, un fuego permanente ubicado en una esquina del centro histórico, está presente para no olvidar a las víctimas, las cuales en su mayoría se pudieron evitar, si la Unión Europea y organismos internacionales como la ONU, hubiesen actuado a tiempo y de manera consecuente con la responsabilidad asignada por los países asociados. 

En la plaza donde se encuentra la Catedral ortodoxa de Sarajevo hay un tablero de ajedrez gigante. Las personas que juegan son aupadas por amigas, amigos y gente visitante. Mientras dura el juego realizan movimientos corporales previos a las jugadas. Parecen estar tomando medidas como los topógrafos de antaño. Luego, al terminar de jugar, en un cajón sin seguro, guardan las fichas de aproximadamente 50 centímetros de altas.

Sarajevo es una pequeña y bella ciudad rodeada por los Alpes Dináricos. En el centro histórico está el antiguo bazar de Baščaršija, donde se alojan pequeñas tiendas con sillas de madera que se doblan, las cuales están ubicadas en la parte externa, son un buen descanso para tomar fuerzas y continuar disfrutando las vistas, sabores y olores que se ofrecen en las callejuelas donde se hallan iglesias y mezquitas en reducidos espacios. Asimismo, ofrece placer cruzarse con rostros de todos los continentes en la diversidad arquitectónica y gastronómica que regentan personas locales de diversas culturas, quienes reciben a sus visitantes con una sonrisa llena de esperanza.