La
Premio Nobel de Paz se encuentra de visita en la Universidad del Tolima con
motivo de la celebración de los 70 años de creación de la institución.
1992
fue un año de conmemoración, no de celebración por los 500 años del “descubrimiento
de América”, sin embargo, para quienes han hecho parte de diferentes procesos
sociales, especialmente los orientados por indígenas que habitan el conteniente
americano, hubo un gran hecho que celebrar, fue el reconocimiento que se le
hizo a Rigoberta Mnechú, la nieta de los mayas, con el otorgamiento del Premio
Nobel de Paz, por sus luchas pacíficas, para dignificar a sus comunidades
arrasadas por la barbarie de la violencia en Guatemala encabezada por el
ejército de ese país.
La
nieta de los mayas, ha sufrido todas las violencias: directa, estructural y cultural, sin embargo su entereza y posición
ética la ha hecho actuar con paz, buscando la justicia frente a los hechos de
los cuales fue víctima para derrotar la impunidad.
En
una de sus intervenciones nos recordó tres valores de la cultura maya que
siempre enseñan a sus jóvenes: respeto,
gratitud y reciprocidad, mediante los cuales les ayuda a convivir al
interior de sus comunidades, en relación con otras y con sus entornos.
La
impronta de paz y justicia que Rigoberta ha marcado en el Departamento del
Tolima y en la Universidad del Tolima es invaluable, nos quedan muchas tareas y
compromisos para seguir avanzando en los procesos de construcción de paz que
contribuya a la democracia y a dignificar la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario