viernes, 5 de abril de 2024

Sarajevo en mi memoria


23 de junio de 2023
Lo que había sucedido en Sarajevo me pertenecía a mi, 
concernía a una parte remota de mi existencia
Margaret Mazzantini

El río Miljacka, que pasa por Sarajevo -saraj, de origen persa y turco-otomano, significa: palacio o residencia-, ha sido testigo de la confluencia de culturas y religiones. Sobre el puente Latino, uno de los que cruza el río, el 28 de junio de 1914, fue asesinado Franz Ferdinand / Francisco Fernando, archiduque austrohúngaro. Este hecho es señalado como el detonante de la primera Guerra Mundial, considerada la Gran Guerra, porque la barbarie fue tanta y tan profunda, que llevó a pensar que algo así no se volvería a repetir. Lamentablemente, fue una falsa premonición.

Los Juegos Olímpicos de Sarajevo de 1984 marcaban un destino distinto, lleno de esperanza, por la disciplina de sus deportistas. También por la capacidad administrativa para acoger una cita mundial de tal magnitud.  

No obstante, el 5 de abril de 1992 está marcado en la historia reciente del mundo como el inicio del “Sitio a Sarajevo”, el cual terminaría el 29 de febrero de 1996, cuatro años de vergüenza. ¡Inexplicable! El territorio europeo, que vivió la atrocidad de la Segunda Guerra Mundial, que dejó alrededor de 70 millones de personas asesinadas y destruida buena parte de la infraestructura para la vida, fue testigo mudo, y de alguna manera complaciente, en ese periodo en Sarajevo, con el asesinato de más de 12 mil personas, en su mayoría civiles.

Sarajevo fue rodeada por francotiradores serbios durante 1426 días, los cuales impedían que la población viviera su cotidianidad, como el andar por sus calles para buscar víveres. Se volvió usual ver cadáveres de personas de cualquier edad tiradas en una cuneta. Asimismo, la creación de cementerios en laderas, se convirtió en algo común porque sus familiares no tenían más opción que enterrarlos en esos lugares a quienes eran asesinados por intentar sobrevivir junto a los suyos. Mientras tanto, una auténtica carnicería se materializaba en Srebrenica. En una semana de julio de 1995, a más de 8 mil personas, la mayoría jóvenes, se les trunco la vida.

En Sarajevo las huellas de la violencia siguen presentes. En muchos edificios se ven los agujeros causados por distintas municiones o placas con recuerdos de hechos sucedidos en ese periodo del cerco. Al subir en el teleférico al monte Trebević, se observan lápidas blancas agrupadas en distintos sitios, indicativo de que en ese lugar hay un cementerio.

También, en la plaza de mercado Markale, donde cayó una bomba, que asesinó a 68 personas, hoy sigue ofreciendo a propios y forasteros una diversidad de productos alimenticios para la vida, los mismos que buscaban las personas que murieron ese día aciago. 

En el museo de Historia de Bosnia y Herzegovina se encuentra una gran escultura del Mariscal Tito. Ahí se siente un frío desolador; se encuentran testimonios de materiales usados en la guerra y objetos que pertenecieron a inocentes a quienes les truncaron sus vidas con la violencia exacerbada. Lo anterior contrasta con el bar que está al lado, un homenaje a la vida de Tito.

El hotel Holiday, remodelado, sobre la Avenida llamada “Los Francotiradores”, albergó durante el sitio a gentes de organismos internacionales y periodistas, se convirtió también en una especie de tribuna de la barbarie, hoy guarda exiguas huellas. Muy cerca hay un campus de la Universidad de Sarajevo, la cual tampoco se libró de la crueldad vivida en ese tiempo, así como la legendaria biblioteca “Nacional y Universitaria de Bosnia y Herzegovina”, también conocida como la biblioteca de Vijecnica. Reconstruida de forma magnifica en lo arquitectónico, recoge en una sala, el proceso de los juicios a los criminales de guerra. Pero la pérdida de más de un millón de libros genera un vacío imposible de llenar.

El Túnel de la Esperanza, construido durante el asedio a Sarajevo, se encuentra a un lado del aeropuerto. Los orificios de los proyectiles en la pared de enfrente de la casa y una Rosa de Sarajevo en el piso, anuncian el contenido de la historia que alberga. Gracias al Túnel fue posible conseguir alimentos para un importante número de pobladores en los momentos más crudos del cerco a Sarajevo.

En distintos lugares hay pintadas de las Rosas de Sarajevo, como memoria de la crueldad. Recuerdan que allí sucedió un hecho de barbarie, pero también es un símbolo de amor y vida. Por su parte, la Llama Eterna, un fuego permanente ubicado en una esquina del centro histórico, está presente para no olvidar a las víctimas, las cuales en su mayoría se pudieron evitar, si la Unión Europea y organismos internacionales como la ONU, hubiesen actuado a tiempo y de manera consecuente con la responsabilidad asignada por los países asociados. 

En la plaza donde se encuentra la Catedral ortodoxa de Sarajevo hay un tablero de ajedrez gigante. Las personas que juegan son aupadas por amigas, amigos y gente visitante. Mientras dura el juego realizan movimientos corporales previos a las jugadas. Parecen estar tomando medidas como los topógrafos de antaño. Luego, al terminar de jugar, en un cajón sin seguro, guardan las fichas de aproximadamente 50 centímetros de altas.

Sarajevo es una pequeña y bella ciudad rodeada por los Alpes Dináricos. En el centro histórico está el antiguo bazar de Baščaršija, donde se alojan pequeñas tiendas con sillas de madera que se doblan, las cuales están ubicadas en la parte externa, son un buen descanso para tomar fuerzas y continuar disfrutando las vistas, sabores y olores que se ofrecen en las callejuelas donde se hallan iglesias y mezquitas en reducidos espacios. Asimismo, ofrece placer cruzarse con rostros de todos los continentes en la diversidad arquitectónica y gastronómica que regentan personas locales de diversas culturas, quienes reciben a sus visitantes con una sonrisa llena de esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario