viernes, 30 de septiembre de 2016

Colombia No o Sí a la Paz


Dos Colombia, un solo territorio.

Sí para algo ha servido el conflicto político-armado, ha sido para que los colombianos y colombianas nos conozcamos y aprendamos algo más de nuestra historia.

La Colombia centralista y periférica. La primera es de escritorio, “pensante”, “científica”, financiada, protegida, uniformada, refinada, mediática y elogiada. Y la segunda, vapuleada y puesta al servicio de la primera.

La Colombia urbana y la rural. La primera que no siente la dimensión de la problemática nacional, porque sólo la conoce en los “paseos de olla” o cuando la visita un familiar pobre que viene del campo o cuando le llegan, por las noticias, hechos dramáticos del conflicto o porque muestran las duras huellas de la pobreza. Y la segunda, marcada por la estigma de ser marginal, de ser iletrada y por vivir en tierras que poseen riquezas que benefician los intereses económicos de las clases poderosas del país.

La Colombia rica y la pobre. La primera explotadora, avara y sin escrúpulos. Y la segunda, devorada poco a poco, día a día, para no ser consumida en una sola comida, sino en sucesivas jornadas.

La Colombia educada y la mal-educada. La primera, estudiada con todas las condiciones financieras y académicas, eso sí, buena parte con escasa ética, para tomar las riendas del país. Y la segunda, con mínimas condiciones, saltando matorros para terminar la primaria o el bachillerato y unos pocos la profesionalización.

La Colombia egoísta y la solidaria. La primera que se consolida en los clubes privados con el fin de buscar los mecanismos de obtener mayores ganancias para sus inversiones a costa del dolor ajeno. Y la segunda, solidaria con los de su estirpe y con la gente que le explota, porque su condición humana le hace ser generosa hasta el punto de ofrecer su vida para defender a los que los humillan y los rebajan.

Y así podríamos seguir el listado, en el que encontramos una Colombia del Sí y una del No frente al plebiscito sobre los Acuerdos de Paz firmados entre el Gobierno Nacional y las insurgencias de las FARC-EP.

Seguramente si estuviéramos mejor informados e informadas, comprenderíamos con mayor claridad lo que está pasando y no dependeríamos de muchos de los debates oportunistas que hoy se están dando bien sea por el Sí o por el No.

Llamo la atención sobre algunos asuntos:

-El día D (Después de las elecciones, 3 de octubre), será importante para que la sociedad colombiana nos reencontremos en la serenidad y respeto, para ello invito a que no vayamos a enrostrarle el resultado a quienes han estado con una u otra opción.

-La mirada borgiana sobre que ser colombiano (o colombiana) es un acto de fe, quizás nos ayude a comprender mejor lo que significa pertenecer a este país del realismo mágico, por lo que es pertinente que apostemos a la esperanza y al futuro, sin olvidar el pasado desde una perspectiva educativa.

-Trabajar con más entusiasmo en un marco ético y estético, donde partiendo del respeto por la integridad de la vida, especialmente, la humana, hagamos las cosas bien y con transparencia.  

Adam Curle, decía que sí quiere reconciliar al amo y al esclavo, acabe la esclavitud, en esa dirección llamo la atención que si queremos reconciliar la pequeña Colombia explotadora con la gran Colombia explotada, hay que acabar la explotación.

El domingo 2 de octubre habrán muchos Sí a la paz. de partidos políticos, de organizaciones sociales, independientes, todos ellos con diversas razones, principalmente, evitar ante todo daños humanos, de infraestructura y para propiciar un mejor futuro a las nuevas generaciones.

Yo votaré Sí a los Acuerdos de Paz, porque creo que este país puede llegar a ser mejor si se acaba la guerra, y sobre todo la corrupción y los-as corruptos-as, que son la esencia del conflicto, quienes quedarán más evidentes si no hay grupos armados al margen de la ley para endosarle los males de la nación. Además, podremos transitar a tratar con mayores recursos económicos la profunda violencia estructural con la que se excluye a la mayoría de la gente del país.

Tenemos un solo territorio, aquí todos y todas debemos caber. Cada uno-a pondrá una u otra huella en la historia del país y claro deberemos explicar con generosidad y pulcritud a las nuevas generaciones nuestra decisión del 2 de octubre.

Yo pondré mi huella en la historia de Colombia con un Sí por la paz.

4 comentarios:

  1. Quisiera volver a las jornadas de Alkargarrapena llevando resultados ahora del post conflicto .... Gernica recuerda su sufrimiento para no repetirlo y perdona... Colombia puede hacerlo también... Por las vidas q se han salvado y se salvaran YO VOTO SI... SI A LA PAZ CON LAS FARC!

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  2. Aunque haya ganado el No, yo me uno a ti por el SÍ. Siempre sí a todo proceso de reconciliación que se traduzca en la paz de los pueblos.

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