martes, 27 de mayo de 2025

Solano´s

Sin salas de espera, pero con esperanza.


En lugares extremos de la geografía colombiana, la exuberante belleza cultural y natural está presente y unida por diferentes factores. Tal como es por la presencia de importantes núcleos de población indígena y afro, quienes, junto a la mestiza, enfrentan la pobreza y abandono estatal con luchas sociales por tener un lugar digno bajo el sol. Son ellos Solano - Caquetá y Bahía Solano - Chocó.

Puerto de Solano - Caquetá

En Solano - Caquetá, se encuentra un porcentaje importante del territorio del Parque Nacional Natural de Chiribiquete -cerro donde se dibuja- un territorio con grandes “lienzos” de piedra. Allí están plasmadas pinturas de distintas comunidades indígenas procedentes de varios puntos de América. En este mismo municipio está Araracuara -nido de las guacamayas- rodeado por el Cañón del Diablo, un lugar por donde pasa el río Caquetá -Yapurá-, segundo afluente del río Amazonas. Sus abundantes aguas penetran a gran velocidad por entre las rocas, formando enormes chorros que impiden la navegabilidad y los peces quedan entrampados saltando sin poder continuar río arriba. Este municipio de momento no tiene carretera transitable; en ocasiones, aupada por politiqueros, se puede pasar temporalmente por una trocha. Su selva y riqueza hídrica ha impedido que llegue una vía en condiciones, quizás como un mensaje de los espíritus de la selva que llaman a que no se abra, porque seguramente se incrementará la deforestación y barbarie de la “civilización”.

Parque principal de Bahía Solano

En Bahía Solano – Chocó, un paraíso donde se abraza el océano Pacífico y una espesa selva en las playas “salvajes”, bastante conservadas aún, se puede apreciar el desove de tortugas o el caminar de miles de cangrejos luego de tomar el sol sobre sus arenales. La riqueza de la fauna que viene de la floresta hace que sea un rincón único en la geografía nacional. Eso sí, no faltan las amenazas por la presencia de traficantes de especies autóctonas, turismo exacerbado y proyectos macroeconómicos de turismo y minería que ponen en alerta a locales y ambientalistas. Aquí tampoco hay carretera para llegar del interior del país. Sin duda, esa carencia, ha ayudado a mantener un aislamiento que hace que se conserve bastante intacto su paisaje selvático. Las ballenas jorobadas que llegan a desovar en el segundo semestre de cada año en las costas de Bahía Solano son un imán que hace que cada vez sea visitada por más turistas, poco conscientes del fenómeno que pueden apreciar. 

Así las cosas, a ambos lugares -Solano y Bahía Solano- de momento se puede acceder solo por agua o por avión. Y su gente está a la espera de que los precios del transporte para los lugareños y sus productos se ajusten a sus economías, lo cual evitaría que se impulsen aperturas de carreteras para conectarlas con las vías nacionales y, por el contrario, su aislamiento sea una ganancia cultural, ambiental, social y económica. 

Las posibilidades de abrir carreteras son proyectos de mucho riesgo, teniendo presente las experiencias nefastas de las penetraciones viales a territorios de reserva natural imprescindibles para conservar el proyecto de la vida, especialmente por la deforestación y depredación de la fauna, pues la cultura mestiza no está educada para convivir respetuosamente con los entornos naturales como sí lo hacen las comunidades indígenas, quienes han tenido la capacidad de mantener esa armonía.

Solano´s son territorios exóticos de la Colombia profunda, que necesitan ser mirados y apoyados por el país centralista de una manera coherente a su realidad. Y no como lugares donde se encuentra la materia prima para sus productos o gente pobre que debe vivir así o quizás aún peor, espacios salvajes que no merecen la atención, solo la explotación.

Mientras tanto, un negro pescador mirando la inmensidad del horizonte que se amplía desde el poblado de Bahía Solano sobre el mar pacífico, me dijo algo similar a lo que le escuché a un indígena en el puerto de Solano sobre el río Caquetá: “No estoy de acuerdo con que abran la carretera para comunicarnos con el centro del país, pues será la antesala del fin de esta belleza natural. Llegado el caso, las veces que me consulten, votaré NO”. 

Sabía reflexión.

lunes, 17 de febrero de 2025

Molano itinerante

A la gente hay que llegarle al hueso, a su almendra. 
Hay que ayudarle a despojarse de sus ataduras y representaciones. 
Más allá de la envoltura, a veces blindada, está la persona que interesa. La real. 
Es ella la que tiene que hablar para que la palabra del escritor sea su palabra.
Alfredo Molano

La ciudad de los Puentes, Honda - Tolima, acoge hasta abril del 2025 la exposición sobre el sociólogo, escritor, periodista y comisionado de la verdad de Colombia Alfredo Molano Bravo (1944-2019).

Alfredo acercó la Colombia profunda al centro, ayudó con su escucha atenta a todo, a comprender que en esos lugares se configuró una forma de ser y estar difícil de comprender cuando se lee con códigos académicos o elitistas, porque en el fondo no quieren dejar ver lo que acontece en esos territorios donde se cuece de otra manera el país.

El “método” Molano, sencillo y quizás de cauce normal de muchas actividades humanas, tal como es el andar, escuchar y narrar, trae consigo su complejidad, cuando se preparan los bártulos para emprender su desarrollo.

Andar los territorios. Molano “buscó un camino original e inverso al academicismo”. Antes de escribir una línea,  hay que ir a los lugares de los acontecimientos. Preparar La Mochila física y mental requiere su tiempo, pues hay que estudiar el entorno a visitar, su gente, sus procesos históricos, su geografía, su economía, su ecosistema. Elaborar mapas, llevar la libreta, el lápiz, entre otros. Todo requiere la paciencia del artesano que trabaja la filigrana del tejido para que no se escape detalle alguno. 

Escuchar a la gente y el territorio. Todo habla, las voces locales, con sus modismos y espiritualidad, que sólo se puede comprender e interpelar cuando se conoce el lugar. Los sonidos de las aguas que recorren ríos, o se lanzan en picada en las cascadas o bajan suavemente entre el musgo, te dicen algo del espacio, de su historia. Por supuesto, las brisas que empujan las hojas y ramas de pequeños y grandes árboles, las cuales al caer son la alfombra del chasquido de los pasos de animales que avistan su entorno. O las aves que alzan vuelo para llevar el mensaje a la Colombia que juiciosamente frente a su Dios enjuaga sus pecados, mientras oculta sus mierdas debajo del tapete de entrada de la casa.

Y, narrar. Un arte que Molano desarrolló, gracias a su talento, dedicación y respeto por la gente que conocía en un camino, en la fonda o siguiendo el corte, porque sabía que allí estaba la esencia del ser curtido por las experiencias que vivía en un lugar agreste que le brindaba un horizonte de expectativa de mejorar su vida y la de los suyos.

En la exposición se encontrarán con textos como este:

“Para contar, primero es preciso escuchar. Y escuchar implica dejar en silencio no solo la boca, sino la cabeza, los prejuicios y los odios. Para contar la historia de una persona del Caquetá, se necesita cruzar el páramo de Sumapaz, saber en qué dirección corre el río Pato, entender que la región se pobló con colonos que huyeron del ataque del ejército a las guerrillas campesinas de los años cincuenta. Para contar la historia de un caqueteño, hay que pasar por la guerra y los procesos de paz, entender las lluvias de mayo y las quemas de julio. Para escuchar la historia de un colono en el Caquetá, se requiere dejar a un lado los juicios que se tienen sobre los cultivos de la coca o sobre la decisión que empuja a un hombre a tomar las armas, ya sea de los paramilitares o de la guerrilla…”

Los escritos y las imágenes posibilitan dialogar con el protagonista de la exposición: Alfredo Molano. Caminos y puentes con la otra Colombia en la Casa Museo Alfonso López Pumarejo en Honda. Para llegar a más gente, el Museo Nacional de Colombia siendo fiel al legado de Alfredo, facilitará para que la exposición sea itinerante. Así crecer con las narrativas locales y no desfigurar las historias de sus visitados. De esta manera, se podrá cruzar varios puentes que Molano tendió entre las Colombia´s


domingo, 3 de noviembre de 2024

Abrazar territorios de paz


Miravalle. Desolación por desplazamiento forzado (20AGO2024)

Papá, yo quiero irme a vivir a mi mundo real, en mi casita real, con mis amigos…
Palabras de un niño desplazado del aETCR de Miravalle.

En el Acuerdo de Paz del 2016, firmado entre el Gobierno de Colombia y las antiguas guerrillas de las FARC-EP, se diseñaron para el proceso de reincorporación de los miembros de esa insurgencia unos lugares que se llamaron Zonas Veredales Transitorias de Normalización, las cuales pasaron a llamarse posteriormente Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR). La dinámica del proceso fue cambiando y esos lugares que se habían pensado como temporales se han ido afianzando en pequeños centros poblados, varios están a la espera de ser reconocidos administrativamente en los municipios donde están ubicados. 

Los antiguos ETCR han convocado las miradas de propios y extraños a los territorios donde están ubicados, muchos de los cuales eran desconocidos para la Colombia del centro. Es así como ha sido posible conocer paisajes y ser aprovechados por parte de las propias comunidades mediante distintos procesos; convirtiéndose, pese a muchas dificultades, en lugares donde se han ido consolidando expectativas de la implementación del Acuerdo de Paz del 2016 y las transformaciones territoriales. Sin embargo, la reactivación de algunas acciones del conflicto armado, han traído como consecuencia amenazas sobre la integridad de pobladores de varios antiguos ETCR, conllevando a desplazamientos forzados “programados” de quienes allí habitan. El último suceso de desplazamiento aconteció el 20 de agosto pasado, recayó sobre la gente de Miravalle en El Pato, municipio de San Vicente del Caguán – Caquetá.

Acciones de este tipo, en contra de lo avanzado en el Acuerdo de Paz del 2016, son incomprensibles, en un país cansado de tanta violencia y donde la inmensa mayoría quiere pasar página de la larga, dolorosa y oscura noche en la que millones de personas han padecido sus consecuencias de manera directa en sus continentes corporales.

Una persona reincorporada expresó en una reunión cómo uno de sus hijos le dijo que quería vivir en su mundo real, con sus amigos. Una aspiración básica de un pequeño, el habitar donde ha dado sus primeros pasos y jugar con sus vecinos en los alrededores de su hogar. En este caso, ya no es posible. Por supuesto, tampoco lo es para esos padres y madres firmantes del acuerdo de paz que quieren rehacer sus vidas, emprender iniciativas laborales y vivir con su gente. Salir desplazado de manera forzada es volver al pasado y reiniciar el desarraigo. 

En la coyuntura actual del país, con apertura a negociaciones de paz, es insensato que actores que siguen en armas continúen con amenazas para forzar el desplazamiento de pobladores de los territorios, incluidos los que habitan quienes han tomado el camino de la palabra para controvertir y transformar. Asimismo, que una parte de la sociedad que nunca estuvo en armas tomen posición de venganza y justifiquen este tipo de actuaciones con discursos de odio como “bien hecho que les pase eso” o “que sufran como hicieron sufrir", refiriéndose a los firmantes del acuerdo de paz, cuando el camino debe ser el de transitar hacia un escenario de convivencia en democracia.

En ese sentido, desde la universidad pública colombiana, hemos venido expresando nuestra solidaridad con todas las víctimas del conflicto armado y convocamos a que no se siga con esa espiral de la violencia. También, la disposición a acompañar procesos formativos en distintos campos del conocimiento en los territorios. Igualmente, la disposición para generar puentes de comunicación y poner a disposición los campus universitarios como espacios para el crecimiento humano, pues la formación y el diálogo son fundamentales para mejorar las condiciones de las personas que han dejado las armas y sus entornos sociales.

Hay muchas cosas por construir entre todos y todas. Por eso, invitamos a quienes siguen con armas en las manos y en sus cabezas a que las depongan, y se encaminen en la vía del respeto por la integridad del otro, de la otra. De tal manera que se puedan escalar los peldaños democráticos que impidan que se sigan abriendo más heridas que profundizan dolores y desesperanzas. Por el contrario, seguir la lucha pacífica para alcanzar la meta de una vida con justicia social.

domingo, 4 de agosto de 2024

Universidad pública en los territorios

 

Libres son quienes crean, no quienes copian, y libres son quienes piensan, 
no quienes obedecen. Enseñar es enseñar a dudar.
Eduardo Galeano

Los saltos cualitativos, en países como Colombia, son robustos si se atienden con especial atención las demandas de educación y la cultura de y en sus territorios. 

En el país, durante mucho tiempo, se ha prestado alta atención a tecnificar sus instrumentos represivos y baja a los procesos que ayuden a armonizar la convivencia entre los seres humanos y de éstos con la naturaleza. Las prácticas castrenses por las tensiones mundiales, creadas especialmente desde la Guerra Fría, profundizaron la inversión en seguridad militar en las naciones, con un claro fin economicista. Actitud aprovechada en Colombia para ir de manera gradual incrementando el presupuesto asignado y para las ganancias de una élite política y económica corrupta. 

Hoy la ecuación empieza a cambiarse. Es claro que se requiere una educación de calidad, que permita una formación crítica para el trabajo, que no afecte al medioambiente y que genere igualdad y respeto entre sus habitantes a través de la cultura de paz. 

El ministro de educación, Daniel Rojas Medellín, ha manifestado la necesidad de incrementar los campus universitarios en los lugares más apartados de la geografía colombiana; loable propósito, porque históricamente no han sido vistos como parte de la nación, más allá que como despensas de materias primas, teatros de guerra y para la ampliación de latifundios de manera fraudulenta.

Efectivamente, allá hay que ir, a los territorios, con una universidad pública de calidad. La infraestructura es una base fundamental, siendo necesario también pensar los contenidos que sean acordes a las circunstancias del lugar; para ello hay que contar con profesorado altamente cualificado y que comprenda sus realidades. Las universidades que están en los territorios deben asumir el papel que les corresponde. Desafortunadamente, las directivas históricamente no han estado a la altura de los retos territoriales; un ejemplo es la Universidad de la Amazonia, que, teniendo una responsabilidad territorial -aproximadamente el 42% del territorio nacional-, escasamente llega al departamento del Caquetá y, con algunos programas sin mayor impacto a otros departamentos de la Amazonia.

La dirigencia y la base social del territorio amazónico debe aunar esfuerzos en los seis departamentos -Amazonas, Caquetá, Guainía, Guaviare, Putumayo y Vaupés-, con el fin de plantear al Gobierno Nacional la necesidad de ser vistos y atendidos como un territorio diverso e imprescindible para sostener el proyecto de la vida y exigir a la Universidad de la Amazonia que esté a la altura de la historia, sin la retórica academicista que repite los modelos coloniales de academia, ciencia, conocimiento e investigación.

Los actores universitarios, si comprenden los territorios e interpretan acertadamente sus necesidades, crearán los caminos adecuados que atiendan los retos que tiene la gente que los habita y sus entornos. La Universidad de la Amazonía es la institución de educación superior que tiene el más amplio territorio por cubrir en el país; por tanto, sus directivas deben saber entender esa circunstancia que, a su vez, es una buena oportunidad para ser protagonista regional, nacional e internacional ante la crisis climática.

Las comunidades -indígenas, campesinas y afros- agradecerán encontrar una universidad que comprenda el territorio, siendo necesario tener coherencia, valentía y transparencia en el marco de los ejes misionales -docencia, investigación y extensión-. Es imprescindible avanzar juntos: sector público, privado y comunidades, para fortalecer los cimientos educativos que impulsen los conocimientos territoriales para el cambio que requiere la región. 

Quizás, como se dice popularmente, el bosque no deja ver la llanura amazónica; ahora no se trata de cortarlo, sino de saber convivir con él y aprender a mirar. Así como en Occidente se suben a las atalayas, en la Amazonia las comunidades indígenas se acurrucan para ver más lejos entre los troncos de los frondosos árboles. Una combinación de las formas de mirar, de seguro, ayudará a enrumbar otro territorio posible para trabajar por el cambio hacia una vida digna.

El Gobierno Nacional tiene la voluntad, falta la propuesta coherente y democrática. La Universidad de la Amazonía debe ser el faro de la universidad pública territorial para toda la región. De lo contrario, mantendrá su deuda histórica con el medioambiente, con su gente y en general con la humanidad.

viernes, 3 de mayo de 2024

MOLANO, Pre-Con-Textos a vista de pájaro

Alfredo de la Cruz Molano Bravo. 
Natalicio 80 - mayo 3 de 2024. 

Durante Los años del tropel, miles de familias con sus corotos a cuestas que alcanzaban a empacar en una pequeña caja de cartón, que se descuartizaba con el paso de las horas, dejaban atrás de manera forzada su presente y su pasado. Salir Desterrados (crónicas del desarraigo) con el rostro de pánico era la única opción para salvaguardar los pálpitos del corazón. La Selva adentro (una historia oral de la colonización del Guaviare) se convirtió durante un tiempo en un refugio seguro. Allí con el sudor de sus frentes y la solidaridad de los escasos vecinos y vecinas abrían un claro a machete y hacha para cultivar el pancoger. Las plegarias al cielo se convirtieron en los escudos anti-miserias humanas en las décadas de los 60, 70 y 80, pues llovía plomo ventiado como sucedió en Los bombardeos en El Pato. En aquel lugar, y en otras partes del país, la historia inacabada de la violencia venía Del otro lado, de cualquier valle o cordillera donde levantar la voz para reivindicar lo propio, era sinónimo de subversión armada. Así que debían partir a pie, en chiva o A lomo de mula (Viajes al corazón de las Farc), a un lugar sin determinar para alcanzar el sosiego, con la esperanza de reiniciar la vida en paz. Pasar De Río en río (Vistazo a los territorios negros), junto a acantilados o raudales como los que se encuentran en el Apaporis, (viaje a la última selva) o al lado de animales que intrigaban el andar, era cotidiano. De todas maneras, la gente emprendía como mínimo Dos viajes por la Orinoquia (Colombiana 1889-1988) o hasta más, llegando a La Tierra del caimán (historias orales del Bajo Magdalena). Al terminar las jornadas diarias sus cuerpos extenuados y en muchas ocasiones, con sus Espaldas mojadas (Historias de maquilas, coyotes y aduanas) debían reposar, pues pasar por lugares inhóspitos o asediados por la violencia como El tapón del Darién (Diario de una travesía) o En medio del Magdalena Medio o por Mompox, Soplaviento, Calamar, Mahates y Morales significaba un asfixiante esfuerzo, pero era necesario para buscar Otros rumbos que ofrecieran una oportunidad para sus familias que nada entendían y que sin saberlo, eran víctimas de un conflicto que no les pertenecía. Así que, ir Del Llano llano (relatos y testimonios), al monte monte, no era fácil. No solo por la topografía, sino porque no había que comer y la incertidumbre se volvía cotidiana. El horizonte infinito ofrecía esperanza de una nueva oportunidad, aunque en muchas ocasiones un pequeño o gran caudal de Aguas arriba entre la coca y el oro desviaba el andar, ofreciendo alternativas que salían más mal que bien, pues les podía costar hasta la propia vida. Con lo cual, unos y otros, Siguiendo el corte (Relatos de guerras y de tierras) encontraban que no era fácil alcanzar el nuevo mito de El Dorado que se ofrecía a través del Rebusque mayor (Relatos de mulas, traquetos y embarques), pues en realidad solamente estaba destinado para unos cuantos que no se hallaban en el territorio, sino en los grandes centros urbanos nacionales o internacionales. Así que para reivindicar sus esperanzas cuando los tocaban Al margen izquierdo (1999-2003 Selección de columnas del periódico El Espectador) deambulaban por Trochas y fusiles, pensando qué camino coger. En muchas ocasiones, quienes optaron por tomar las armas, encontraron que no era el camino y creyendo que con la decisión de Ahí les dejo esos fierros era suficiente. Pero no. Debían anochecer y no amanecer, porque La Espada de Damocles se balanceaba ya sobre sus cabezas. Es así como algunos quedaron enterrados en la manigua con un tiro de des-gracia o entre Penas y cadenas oficiales u extraoficiales. La inmensa mayoría de la gente que se fue a la ruralidad en busca de la Dignidad campesina (Entre la realidad y la esperanza) no lograron su propósito, ni si quiera a través de sus luchas sociales por las vías democráticas. Uno, una, otros y otras Así mismo (relatos) seguirán sus luchas por la tierra y al final El destino de la luz les guiará, que como la utopía les hace seguir andando. Molano, antes de que se diluyera su efigie en el viaje al infinito, dejó como fue su costumbre, con un lenguaje sencillo, una narrativa del conflicto político-armado, para que sea comprendida por todas las generaciones en el texto póstumo Cartas a Antonia.

¡Gratitud inmensa Alfredo por tu apuesta democrática y pacífica de país!

Nota: El texto que acompaña cada título de libro, no necesariamente coincide con su contenido. No están organizados de manera cronológica. Para este artículo recordé como Alfredo escribió Los bombardeos en El Pato (Caquetá), un largo y profundo párrafo que relata un hecho que marco la historia de la violencia en Colombia.


 

viernes, 26 de abril de 2024

Un 26 de abril

 Entrada a antiguo refugio antiaéreo en el centro de Gernika

1937. La aviación de la Legión Cóndor alemana a petición del dictador Francisco Franco, sobrevoló la villa de Gernika, ubicada en la hoy reserva de la biosfera de Urdaibai en el País Vasco, para lanzar bombas rompedoras e incendiarias y, por último, el ametrallamiento sobre quienes salían despavoridos para proteger sus vidas en los montes de los alrededores.

Este hecho marcó el calendario de la barbarie, entre otras cosas porque fue registrado magistralmente por el pintor Pablo Picasso en el cuadro Guernica, la obra más emblemática contra la barbarie del siglo XX.

1986. Un estruendoso ruido se escuchó en la central nuclear de Chernóbil en la antigua URSS. Producto de este accidente se vio a gente desvanecerse lentamente y diluirse para siempre. De otra, solo quedó un amasijo como huella y mucha que sobrevivió fue muriendo dolorosa y lentamente.

El 6 de agosto de ese año Gabo, en la conferencia que realizó en Ixtapa – México con motivo del 41 aniversario de la bomba nuclear que EEUU arrojó sobre Hiroshima, asesinando aproximadamente a 80 mil personas con el impacto y posteriormente otras 50 mil por las secuelas, en algunos de sus apartes expresó: “Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo… La Creación habrá terminado. En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas.”

1990. A 17.000 pies de altura en un vuelo comercial, hicieron un atentado que le costó la vida a Carlos Pizarro Leongómez excomandante guerrillero y candidato presidencial. Era el anuncio de la extrema derecha y las fuerzas oscuras y no tan oscuras, de que no importaba el precio, iban a eliminar cualquier esperanza de cambio.

La fuerza de la historia y de la gente que está cada vez más marginada de cualquier posibilidad de mejorar sus condiciones de vida, fue mucho más fuerte y 32 años después lograron escalar un peldaño. Todavía falta un largo camino para que se logre el proyecto principal de Carlos Pizarro: Para que la vida no sea asesinada en primavera

1998. Luego de descifrar muchos enigmas de la cruda violencia que se vivió en el marco del conflicto armado en Guatemala y plasmarlo en el Informe del Nunca Más, su director, el Obispo Juan Gerardi, fue asesinado de manera horrorosa en su casa parroquial de la iglesia de San Sebastián en la Ciudad de Guatemala.

Las violaciones a los Derechos Humanos de todo tipo por parte de militares y paramilitares a su servicio, sin tener consideración alguna, ni siquiera con niños y niñas, pesaban tanto en sus consciencias que no pudieron resistir que se inventariara su barbarie para siempre. La única manera miserable que encontraron de quitarse el peso moral, fue asesinando a quien dirigió la elaboración del Informe.


2004. El desplazamiento vivido por más de 3000 personas de Peñas Coloradas en el bajo Caguán, en el departamento del Caquetá, que iban a quedar en medio del fuego entre guerrilla y militares, tiene su particularidad en el conflicto colombiano. Debieron salir de noche arriesgando sus vidas en canoas río arriba por las torrentosas aguas del Caguán. 

Para sumarle al dolor, ofensa y desarraigo, la tierra de propiedad de la gente peñuna, que la habían conseguido con mucho esfuerzo, un alcalde del municipio de Cartagena del Chairá, la entregó en comodato al Ejército Nacional para que se establecieran e izaran la bandera allí.

2024. No ha sido suficiente la alarma que generó la crisis de los misiles en 1962, cuando se estuvo a punto de que se oprimiera el botón rojo e iniciara la Tercera Guerra Mundial, para que nuevamente hoy se esté ad portas de que se emprenda. En esta ocasión podría ser la definitiva, para acabar con todo vestigio de lo construido por la humanidad durante siglos.

Los 300 años del natalicio de Immanuel Kant (22 de abril de 2024), son un buen motivo para volver a reflexionar sobre la necesidad de centrar la discusión ética del imperativo categórico que oriente el comportamiento humano de las sociedades, especialmente, las llamadas desarrolladas y evitar por tercera vez el suicidio de la razón

viernes, 5 de abril de 2024

Sarajevo en mi memoria


23 de junio de 2023
Lo que había sucedido en Sarajevo me pertenecía a mi, 
concernía a una parte remota de mi existencia
Margaret Mazzantini

El río Miljacka, que pasa por Sarajevo -saraj, de origen persa y turco-otomano, significa: palacio o residencia-, ha sido testigo de la confluencia de culturas y religiones. Sobre el puente Latino, uno de los que cruza el río, el 28 de junio de 1914, fue asesinado Franz Ferdinand / Francisco Fernando, archiduque austrohúngaro. Este hecho es señalado como el detonante de la primera Guerra Mundial, considerada la Gran Guerra, porque la barbarie fue tanta y tan profunda, que llevó a pensar que algo así no se volvería a repetir. Lamentablemente, fue una falsa premonición.

Los Juegos Olímpicos de Sarajevo de 1984 marcaban un destino distinto, lleno de esperanza, por la disciplina de sus deportistas. También por la capacidad administrativa para acoger una cita mundial de tal magnitud.  

No obstante, el 5 de abril de 1992 está marcado en la historia reciente del mundo como el inicio del “Sitio a Sarajevo”, el cual terminaría el 29 de febrero de 1996, cuatro años de vergüenza. ¡Inexplicable! El territorio europeo, que vivió la atrocidad de la Segunda Guerra Mundial, que dejó alrededor de 70 millones de personas asesinadas y destruida buena parte de la infraestructura para la vida, fue testigo mudo, y de alguna manera complaciente, en ese periodo en Sarajevo, con el asesinato de más de 12 mil personas, en su mayoría civiles.

Sarajevo fue rodeada por francotiradores serbios durante 1426 días, los cuales impedían que la población viviera su cotidianidad, como el andar por sus calles para buscar víveres. Se volvió usual ver cadáveres de personas de cualquier edad tiradas en una cuneta. Asimismo, la creación de cementerios en laderas, se convirtió en algo común porque sus familiares no tenían más opción que enterrarlos en esos lugares a quienes eran asesinados por intentar sobrevivir junto a los suyos. Mientras tanto, una auténtica carnicería se materializaba en Srebrenica. En una semana de julio de 1995, a más de 8 mil personas, la mayoría jóvenes, se les trunco la vida.

En Sarajevo las huellas de la violencia siguen presentes. En muchos edificios se ven los agujeros causados por distintas municiones o placas con recuerdos de hechos sucedidos en ese periodo del cerco. Al subir en el teleférico al monte Trebević, se observan lápidas blancas agrupadas en distintos sitios, indicativo de que en ese lugar hay un cementerio.

También, en la plaza de mercado Markale, donde cayó una bomba, que asesinó a 68 personas, hoy sigue ofreciendo a propios y forasteros una diversidad de productos alimenticios para la vida, los mismos que buscaban las personas que murieron ese día aciago. 

En el museo de Historia de Bosnia y Herzegovina se encuentra una gran escultura del Mariscal Tito. Ahí se siente un frío desolador; se encuentran testimonios de materiales usados en la guerra y objetos que pertenecieron a inocentes a quienes les truncaron sus vidas con la violencia exacerbada. Lo anterior contrasta con el bar que está al lado, un homenaje a la vida de Tito.

El hotel Holiday, remodelado, sobre la Avenida llamada “Los Francotiradores”, albergó durante el sitio a gentes de organismos internacionales y periodistas, se convirtió también en una especie de tribuna de la barbarie, hoy guarda exiguas huellas. Muy cerca hay un campus de la Universidad de Sarajevo, la cual tampoco se libró de la crueldad vivida en ese tiempo, así como la legendaria biblioteca “Nacional y Universitaria de Bosnia y Herzegovina”, también conocida como la biblioteca de Vijecnica. Reconstruida de forma magnifica en lo arquitectónico, recoge en una sala, el proceso de los juicios a los criminales de guerra. Pero la pérdida de más de un millón de libros genera un vacío imposible de llenar.

El Túnel de la Esperanza, construido durante el asedio a Sarajevo, se encuentra a un lado del aeropuerto. Los orificios de los proyectiles en la pared de enfrente de la casa y una Rosa de Sarajevo en el piso, anuncian el contenido de la historia que alberga. Gracias al Túnel fue posible conseguir alimentos para un importante número de pobladores en los momentos más crudos del cerco a Sarajevo.

En distintos lugares hay pintadas de las Rosas de Sarajevo, como memoria de la crueldad. Recuerdan que allí sucedió un hecho de barbarie, pero también es un símbolo de amor y vida. Por su parte, la Llama Eterna, un fuego permanente ubicado en una esquina del centro histórico, está presente para no olvidar a las víctimas, las cuales en su mayoría se pudieron evitar, si la Unión Europea y organismos internacionales como la ONU, hubiesen actuado a tiempo y de manera consecuente con la responsabilidad asignada por los países asociados. 

En la plaza donde se encuentra la Catedral ortodoxa de Sarajevo hay un tablero de ajedrez gigante. Las personas que juegan son aupadas por amigas, amigos y gente visitante. Mientras dura el juego realizan movimientos corporales previos a las jugadas. Parecen estar tomando medidas como los topógrafos de antaño. Luego, al terminar de jugar, en un cajón sin seguro, guardan las fichas de aproximadamente 50 centímetros de altas.

Sarajevo es una pequeña y bella ciudad rodeada por los Alpes Dináricos. En el centro histórico está el antiguo bazar de Baščaršija, donde se alojan pequeñas tiendas con sillas de madera que se doblan, las cuales están ubicadas en la parte externa, son un buen descanso para tomar fuerzas y continuar disfrutando las vistas, sabores y olores que se ofrecen en las callejuelas donde se hallan iglesias y mezquitas en reducidos espacios. Asimismo, ofrece placer cruzarse con rostros de todos los continentes en la diversidad arquitectónica y gastronómica que regentan personas locales de diversas culturas, quienes reciben a sus visitantes con una sonrisa llena de esperanza.