Profesor Programa de Sociología - Facultad de Ciencias Humanas y Artes - Universidad del Tolima, Colombia. Ex-Coordinador de la Comisión de la Verdad - Territorial Caquetá. Investigador colaborador del Centro de Investigación por la Paz Gernika Gogoratuz, País Vasco, y de IDEASUR. Conferencista y profesor invitado en temas de estudios de conflictos y construcción de paz. Asesor de proyectos de educación para el desarrollo y la cooperación internacional.
martes, 27 de mayo de 2025
Solano´s
lunes, 17 de febrero de 2025
Molano itinerante
La ciudad de los Puentes, Honda - Tolima, acoge hasta abril del 2025 la exposición sobre el sociólogo, escritor, periodista y comisionado de la verdad de Colombia Alfredo Molano Bravo (1944-2019).
Alfredo acercó la Colombia profunda al centro, ayudó con su escucha atenta a todo, a comprender que en esos lugares se configuró una forma de ser y estar difícil de comprender cuando se lee con códigos académicos o elitistas, porque en el fondo no quieren dejar ver lo que acontece en esos territorios donde se cuece de otra manera el país.
El “método” Molano, sencillo y quizás de cauce normal de muchas actividades humanas, tal como es el andar, escuchar y narrar, trae consigo su complejidad, cuando se preparan los bártulos para emprender su desarrollo.
Andar los territorios. Molano “buscó un camino original e inverso al academicismo”. Antes de escribir una línea, hay que ir a los lugares de los acontecimientos. Preparar La Mochila física y mental requiere su tiempo, pues hay que estudiar el entorno a visitar, su gente, sus procesos históricos, su geografía, su economía, su ecosistema. Elaborar mapas, llevar la libreta, el lápiz, entre otros. Todo requiere la paciencia del artesano que trabaja la filigrana del tejido para que no se escape detalle alguno.
Escuchar a la gente y el territorio. Todo habla, las voces locales, con sus modismos y espiritualidad, que sólo se puede comprender e interpelar cuando se conoce el lugar. Los sonidos de las aguas que recorren ríos, o se lanzan en picada en las cascadas o bajan suavemente entre el musgo, te dicen algo del espacio, de su historia. Por supuesto, las brisas que empujan las hojas y ramas de pequeños y grandes árboles, las cuales al caer son la alfombra del chasquido de los pasos de animales que avistan su entorno. O las aves que alzan vuelo para llevar el mensaje a la Colombia que juiciosamente frente a su Dios enjuaga sus pecados, mientras oculta sus mierdas debajo del tapete de entrada de la casa.
Y, narrar. Un arte que Molano desarrolló, gracias a su talento, dedicación y respeto por la gente que conocía en un camino, en la fonda o siguiendo el corte, porque sabía que allí estaba la esencia del ser curtido por las experiencias que vivía en un lugar agreste que le brindaba un horizonte de expectativa de mejorar su vida y la de los suyos.
En la exposición se encontrarán con textos como este:
“Para contar, primero es preciso escuchar. Y escuchar implica dejar en silencio no solo la boca, sino la cabeza, los prejuicios y los odios. Para contar la historia de una persona del Caquetá, se necesita cruzar el páramo de Sumapaz, saber en qué dirección corre el río Pato, entender que la región se pobló con colonos que huyeron del ataque del ejército a las guerrillas campesinas de los años cincuenta. Para contar la historia de un caqueteño, hay que pasar por la guerra y los procesos de paz, entender las lluvias de mayo y las quemas de julio. Para escuchar la historia de un colono en el Caquetá, se requiere dejar a un lado los juicios que se tienen sobre los cultivos de la coca o sobre la decisión que empuja a un hombre a tomar las armas, ya sea de los paramilitares o de la guerrilla…”
Los escritos y las imágenes posibilitan dialogar con el protagonista de la exposición: Alfredo Molano. Caminos y puentes con la otra Colombia en la Casa Museo Alfonso López Pumarejo en Honda. Para llegar a más gente, el Museo Nacional de Colombia siendo fiel al legado de Alfredo, facilitará para que la exposición sea itinerante. Así crecer con las narrativas locales y no desfigurar las historias de sus visitados. De esta manera, se podrá cruzar varios puentes que Molano tendió entre las Colombia´s.
domingo, 3 de noviembre de 2024
Abrazar territorios de paz
domingo, 4 de agosto de 2024
Universidad pública en los territorios
Libres son quienes crean, no quienes copian, y libres son quienes piensan,no quienes obedecen. Enseñar es enseñar a dudar.Eduardo Galeano
viernes, 3 de mayo de 2024
MOLANO, Pre-Con-Textos a vista de pájaro
viernes, 26 de abril de 2024
Un 26 de abril
viernes, 5 de abril de 2024
Sarajevo en mi memoria
Los Juegos Olímpicos de Sarajevo de 1984 marcaban un destino distinto, lleno de esperanza, por la disciplina de sus deportistas. También por la capacidad administrativa para acoger una cita mundial de tal magnitud.
No obstante, el 5 de abril de 1992 está marcado en la historia reciente del mundo como el inicio del “Sitio a Sarajevo”, el cual terminaría el 29 de febrero de 1996, cuatro años de vergüenza. ¡Inexplicable! El territorio europeo, que vivió la atrocidad de la Segunda Guerra Mundial, que dejó alrededor de 70 millones de personas asesinadas y destruida buena parte de la infraestructura para la vida, fue testigo mudo, y de alguna manera complaciente, en ese periodo en Sarajevo, con el asesinato de más de 12 mil personas, en su mayoría civiles.
Sarajevo fue rodeada por francotiradores serbios durante 1426 días, los cuales impedían que la población viviera su cotidianidad, como el andar por sus calles para buscar víveres. Se volvió usual ver cadáveres de personas de cualquier edad tiradas en una cuneta. Asimismo, la creación de cementerios en laderas, se convirtió en algo común porque sus familiares no tenían más opción que enterrarlos en esos lugares a quienes eran asesinados por intentar sobrevivir junto a los suyos. Mientras tanto, una auténtica carnicería se materializaba en Srebrenica. En una semana de julio de 1995, a más de 8 mil personas, la mayoría jóvenes, se les trunco la vida.
En Sarajevo las huellas de la violencia siguen presentes. En muchos edificios se ven los agujeros causados por distintas municiones o placas con recuerdos de hechos sucedidos en ese periodo del cerco. Al subir en el teleférico al monte Trebević, se observan lápidas blancas agrupadas en distintos sitios, indicativo de que en ese lugar hay un cementerio.
También, en la plaza de mercado Markale, donde cayó una bomba, que asesinó a 68 personas, hoy sigue ofreciendo a propios y forasteros una diversidad de productos alimenticios para la vida, los mismos que buscaban las personas que murieron ese día aciago.
En el museo de Historia de Bosnia y Herzegovina se encuentra una gran escultura del Mariscal Tito. Ahí se siente un frío desolador; se encuentran testimonios de materiales usados en la guerra y objetos que pertenecieron a inocentes a quienes les truncaron sus vidas con la violencia exacerbada. Lo anterior contrasta con el bar que está al lado, un homenaje a la vida de Tito.
El hotel Holiday, remodelado, sobre la Avenida llamada “Los Francotiradores”, albergó durante el sitio a gentes de organismos internacionales y periodistas, se convirtió también en una especie de tribuna de la barbarie, hoy guarda exiguas huellas. Muy cerca hay un campus de la Universidad de Sarajevo, la cual tampoco se libró de la crueldad vivida en ese tiempo, así como la legendaria biblioteca “Nacional y Universitaria de Bosnia y Herzegovina”, también conocida como la biblioteca de Vijecnica. Reconstruida de forma magnifica en lo arquitectónico, recoge en una sala, el proceso de los juicios a los criminales de guerra. Pero la pérdida de más de un millón de libros genera un vacío imposible de llenar.
El Túnel de la Esperanza, construido durante el asedio a Sarajevo, se encuentra a un lado del aeropuerto. Los orificios de los proyectiles en la pared de enfrente de la casa y una Rosa de Sarajevo en el piso, anuncian el contenido de la historia que alberga. Gracias al Túnel fue posible conseguir alimentos para un importante número de pobladores en los momentos más crudos del cerco a Sarajevo.
En distintos lugares hay pintadas de las Rosas de Sarajevo, como memoria de la crueldad. Recuerdan que allí sucedió un hecho de barbarie, pero también es un símbolo de amor y vida. Por su parte, la Llama Eterna, un fuego permanente ubicado en una esquina del centro histórico, está presente para no olvidar a las víctimas, las cuales en su mayoría se pudieron evitar, si la Unión Europea y organismos internacionales como la ONU, hubiesen actuado a tiempo y de manera consecuente con la responsabilidad asignada por los países asociados.
En la plaza donde se encuentra la Catedral ortodoxa de Sarajevo hay un tablero de ajedrez gigante. Las personas que juegan son aupadas por amigas, amigos y gente visitante. Mientras dura el juego realizan movimientos corporales previos a las jugadas. Parecen estar tomando medidas como los topógrafos de antaño. Luego, al terminar de jugar, en un cajón sin seguro, guardan las fichas de aproximadamente 50 centímetros de altas.
Sarajevo es una pequeña y bella ciudad rodeada por los Alpes Dináricos. En el centro histórico está el antiguo bazar de Baščaršija, donde se alojan pequeñas tiendas con sillas de madera que se doblan, las cuales están ubicadas en la parte externa, son un buen descanso para tomar fuerzas y continuar disfrutando las vistas, sabores y olores que se ofrecen en las callejuelas donde se hallan iglesias y mezquitas en reducidos espacios. Asimismo, ofrece placer cruzarse con rostros de todos los continentes en la diversidad arquitectónica y gastronómica que regentan personas locales de diversas culturas, quienes reciben a sus visitantes con una sonrisa llena de esperanza.